jueves, 11 de septiembre de 2008

CUIDADO DEL MEDIO AMBIENTE EN PENCO

Cuando se esparce la voz valiente del Obispo de Aysen Luis Infante con la Carta Pastoral del Agua, que aborda desde la perspectiva moral y ética del cristianismo el tema particular del Agua como un recurso que debe estar al servicio de la vida y la creación y como hoy este recurso esta siendo apropiado por intereses particulares que lo utilizan para su beneficio ignorando el interés de la humanidad y generando daños al medio ambiente que tienen efectos a nivel planetario y para la vida en general; en Penco esta voz encuentra oídos sensibles, los habitantes de Penco conocen de los efectos de la intervención del medio ambiente por empresas que sólo buscan una ganancia rápida dejando un reguero de desastres que en corto tiempo se dejan mostrar.

Los vecinos de la Población Guzmán, la Greda y Cosmito han debido impotentes soportar inundaciones no conocidas hasta la construcción de la concesionada Autopista del Itata, que sólo pudieron ser controladas por obras de ampliación y profundización del Canal Landa que recibe el caudal de aguas lluvias que aumentaron debido a la desviación de los cursos naturales en los cerros que atraviesa esta monumental carretera.

Los pobladores de la Huasca de Lirquén han sentido la angustia de ser cercados por el fuego, durante incendios forestales, ya que las plantaciones forestales, protegidas por seguros, se extienden hasta los bordes mismos de sus viviendas.

Los pescadores y pobladores de El Refugio y Cerro Verde conocen del escaso valor que tienen sus fuentes de trabajo, sus viviendas y las relaciones sociales, de pertenencia, las redes de vecindad y solidaridad tejidos de forma fina y por mucho tiempo y esfuerzo, ante la incontenible expansión del Puerto de Lirquén.

Un ejemplo de la continua convivencia de los vecinos de nuestra comuna con los efectos de la intervención que responde a la racionalidad del modelo neoliberal que nos domina, se expresa en el blog de los vecinos del Sector Siete
( Ver Blog )

Para los habitantes de Penco, la voz de esta Carta del Agua se escucha no como lamento ahogado, sino como potente grito de esperanza que debe replicarse como ecos sostenidos hasta un futuro reencontrado con la vida.
( Ver Carta Pastoral )